Al oeste de la ciudad de Andujar, una extensa franja de tierra de apariencia llana se extiende entre las oscuras rocas paleozoicas de Sierra Morena al norte y las blanquecinas lomas margosas de la Campiña al sur.
El río Guadalquivir, que circula ya por debajo de los 200 metros de altitud, dibuja con dos meandros encajados en aquellos materiales un amplio zig-zag a cuyos costados se desarrollan tres superficies alomadas, muy planas, que superan los 200 metros de altitud en el propio núcleo de Marmolejo (a la izquierda del río) o en la Loma de La Marquesa (en el margen derecha), la mayor parte de ellas cubiertas de olivares.
El Guadalquivir sale del término municipal de Marmolejo y de la provincia de Jaén, por un encajamiento entre las lomas margosas olivareras; pero ha dejado atrás una amplia hoya de fondo plano, de sedimentos cuaternarios cubiertos por suelos de enorme riqueza potencial agrícola sobre los que se desarrollan feraces regadíos.
La hondonada descrita se prolonga aguas arriba por el Guadalquivir y por el tramo inferior del Salado de Arjona, terrenos que junto con los ruedos del núcleo de Marmolejo y zona baja del Jándula, registraron cambios de importancia en la actividad económica del municipio en los años setenta, en desarrollo de las previsiones del plan Jaén y de las políticas agrarias subsiguientes: son los regadios donde se cultivan medio millar de hectáreas de plantas forrajeras y otro tanto en las que se alternan los cultivos industriales de girasol y maíz, y vinieron a reducir los menos productivos de olivar (pasaron de uno a medio millar de hectáreas), cereal, hortalizas, tubérculos y leguminosas entre otros.
Al norte del Guadalquivir, muy cerca del propio río en la zona del Jándula, un paisaje totalmente diferente se desarrolla sobre las antiguas rocas de Sierra Morena, donde los cultivos desaparecen e impera el monte, en parte arbolado, en parte cubierto de jarales. Un altozano relativamente importante visto desde las vegas, que llega a su punto más alto en el vértice “Colodro” (705 metros), de superficie alomada, domina el interior del término en su parte serrana, y a su alrededor divergen los arroyos que se dirigen por el noroeste y el este hacia el Jándula, por el noroeste y el oeste al Yeguas, y por el sur hacia el Guadalquivir, cursos todos ellos cortos y rápidos, que resbalan sobre las cuarcitas y pizarras por entre los matorrales de jarales y los pastizales.
También el paisaje serrano se vio afectado por las reformas del plan Jaén: más de cinco millares de hectáreas se vieron repobladas de pinares, que han formado un bosque denso solamente debilitado en las inclinadas vertientes excavadas por los arroyos. Allí en la sierra las tierras cultivadas desaparecen en presencia de la colonización pública, en una zona montañosa muy próxima al corazón de la finca propiedad del estado de Lugar Nuevo (en Andujar). En estas tierras donde en el pasado existió algún núcleo habitado como la Cerrada (medio millar de habitantes sobre 1950), hoy solamente queda alguna dehesa, la ermita de San José y la presencia de un aeródromo relacionado con el enclave mencionado.
Los casi ocho millares de habitantes del término municipal de Marmolejo viven hoy exclusivamente en el núcleo urbano principal. Solamente un centenar tienen como residencia permanente el poblado San Julián, fundado a mediados de 1950 con cuatro centenares de habitantes y unas ochenta viviendas, de las que hoy solamente 20 están permanentemente ocupadas. En el valle, la presencia de las tierras fértiles, los recursos hídricos permanentes, el ferrocarril Madrid-Sevilla y la Autovía del Sur, son factores desencadenantes de un notable desarrollo económico.