Cine y Literatura

Desde épocas remotas, el nombre de Marmolejo aparece citado abundantemente por numerosos autores, no siempre con el motivo de serios asuntos, de probada trascendencia histórica, sino a propósito de tadiciones y costumbres milagreras, como las que narrara, en el siglo XVIII, el ciego de Alcalá la Real Lucas de Moya, en donde se da cuenta de la milagrosa curación de un vecino por parte de la Virgen de la Cabeza:

«Un hombre en el Marmolejo/ en un pozo fue ahogado,/ y por vos resucitado,/ y otro endemoniado viejo/ en el Cañete remediado.»

Aunque la primera vez que Marmolejo aparece en una obra literaria es en el romance de Luis de Gongora Aquel rayo de la guerra escrito en 1584:

«De esta suerte sale el moro
con animoso denuedo,
en medio de dos alcaides,
de Arjona y del Marmolejo.»

De igual manera, el nombre de Marmolejo aparece también en antiguos tratados de agricultura como el Semanario de Agricultura y Artes de 1803, asociado al ingenio y el buen hacer de sus vecinos en las labores del campo.

El gran siglo para la literatura de Marmolejo fue el siglo XIX.

Si hablamos de literatura en Marmolejo es inevitable comenzar nombrando al vecino de nuestra villa  José Manuel Ortí y Lara, pensador profundo e inteligente, pero excesivamente obcecado por una ideología cerradamente integrista, que puso al servicio de una oposición sin concesiones a los movimientos republicanos y liberales, que, por estas fechas, llevaban a cabo reivindicaciones sociales e ideológicas que no podía admitir, hasta el punto de ser depuesto de su cátedra universitaria en Madrid por negarse a jurar la Constitución de 1.869. Más tarde sería repuesto en la misma por presiones de los medios políticos y académicos afines a sus ideas.

Las virtudes del Agua de Marmolejo, su fama como establecimiento Balneario de primer nivel y el número y el cariz de los aguistas hicieron que el pueblo fuese muy conocido en toda España. De esta forma el nombre de Marmolejo aparecerá a menudo en numerosas obras a lo largo del Siglo XIX.

Soneto de Constantino Gil escrito en 1886
Fragmento de un poema de Sinesio Delgado  escrito en 1887

Antonio Ledesma Hernández, aguista de Marmolejo escribio varios poemas sobre 1870  de su estancia en el Balneario, a continuación algunos fragmentos:

Son las tres de la tarde
y en Marmolejo
el suelo está que arde,
duerme el vencejo,
el río, perezoso,
lame la orilla,
todo yace en reposo:
el sol que brilla,
la cigarra que calla
y el soto umbrío
y el ave, que no ensaya
su alegre pío.

Reina y Princesa, por ser
timoratas a porfía
y quedarse en Almería,
donde no hay nada que ver;

por no seguir mi consejo
y pecar de caprichosas,
qué de magníficas cosas
os perdéis en Marmolejo.

Joaquín Abati y Díaz incluyo a Marmolejo en su famosa obra el Conde Sisebuto de 1899:

A cuatro leguas de Pinto
y a treinta de Marmolejo,
existe un castillo viejo
que edificó Chindasvinto.

Juan Perez Zuñiga, encontro tiempo entre sus 50 obras de teatro para nombrar las Aguas de Marmolejo en uno de sus poemas sobre 1890.

Por encima de todas ellas destaca La Vida del Aguanosoun librito poético publicado en el año 1893 (con una segunda edición en 1904) Sus autores fueron tres agüistas de Marmolejo: Santiago de Liniers, Francisco de Silvela y Mariano Pardo de Figueroa. En la obra se describen los efectos iniciales de las aguas de Marmolejo y de como transcurren las horas del aguanoso  durante su estancia en la villa.

En este brillante espejo

Notara el lector curioso

Lo que pasa el Aguanoso

Que se hospeda en Marmolejo

No frunzas en entrecejo 

Si notas malos olores…

Repara solo en las flores

Que con perfume divino

Te ofrece el ingenio fino 

De los insignes autores

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En el campo novelesco, Marmolejo y su Balneario son el telón de fondo en el que se desarrolla una de las novelas más populares del siglo XIX: «La Hermana San Sulpicio», del escritor asturiano Armando Palacios Valdés.

Obra edulcorada y ausente de lo que entonces se llamaba «la cuestión social», pero que describe con ternura su emocionada contemplación de un Marmolejo un tanto idealizado:

«En suave declive, por una carretera trazada al intento, bajamos al manantial que sale en el centro mismo del río Guadalquivir, el cual viene ciñendo la falda de la sierra.»

Estrellita Castro En este lugar paradisíaco se desarrollará la trama de la novela:

La incontenible pasión del médico gallego Ceferino Sanjurjo, agüista de Marmolejo, por la joven monjita San Sulpicio, Gloria, que en compañía de otras monjas, acompaña a su superiora, del convento sevillano Corazón de María, a tomar las aguas en el Balnerio de Marmolejo, la hermana San Sulpicio, muy  hermosa, aficionada a la música y al cante, corresponderá a las intenciones de nuestro doctor  ya que no siente vocación religiosa sino que ha sido ingresada en el convento a la fuerza por su familia.

La trama originará escenas de gran ternura entre el doctor y la joven monja, vigilados de cerca por los marmolejeños, que son, a juicio del autor:

«Una raza fina, culta, civilizada, que ha dejado por los lugares donde hizo su asiento hábitos graciosos y espirituales.»

Armando Palacio Valdés estaba muy orgulloso de esta obra, no en vano decia: «Si paso a la posteridad será agarradito a los hábitos de la hermana San Sulpicio.»

Fotogramas Pelicula Hermana San Sulpicio

La historia de la creación de la novela es como sigue:

En el año 1884 viene Don Armando a Marmolejo por primera vez, por entonces ya gozaba de prestigio literario. Había publicado varias novelas, entre ellas Marta y María, una de sus más celebradas.

Armando Palacio Valdes en el Balneario de Marmolejo
Armando Palacio Valdes en el Balneario de Marmolejo

Armando Palacio Valdes en el Balneario de Marmolejo

Un día, cuando estaba durmiendo la siesta en la habitación de la fonda, le pasaron recado de que el canónigo don Eloy García Valero, presidente del Ateneo de Sevilla, quería saludarle. Don Armando acudió al gabinete de visitas y el canónigo se le presentó diciéndole que era un admirador de la novela Marta y María y le felicitaba por tan hermosa obra. Ambos se hicieron muy amigos, paseaban, departían acerca de temas de arte y jugaban al billar.

El canónigo invitó al novelista a visitar Sevilla, prometiéndole enseñarle toda la típica ciudad, donde podría hallar pródiga cantera para sus futuros libros. Palacio Valdés aceptó la invitación y pasó una temporada en Sevilla, olisqueando su ambiente y tradiciones. El canónigo le presentó a una familia a cuyo patio acudía un vivero de personajes, que luego desfilaron por los capítulos de la novela. Esa familia figura en La Hermana San Sulpicio con el apellido supuesto de las de Anguita.

La Hermana San Sulpicio Carteles de Cine

De Sevilla y de aquella amistad con don Eloy salió la famosa novela, que Palacio Valdés escribió durante el verano en su casa aldeana de la villa asturiana de Entralgo. La escribió en grandes pliegos de papel comercial, con papel de calcar debajo de cada hoja, para hacerse con dos manuscritos por si se le extraviaba alguno.

La Hermana San Sulpicio se publicó el año 1889, editada en dos volúmenes, por la imprenta de don Manuel Ginés Hernández, establecida en la calle de la Libertad en Madrid, y se hizo una tirada de 2.000 ejemplares, que tardaron siete años en venderse. ¡Quién iba a presumir entonces los cientos de miles que habían de venderse después!… Ha sido traducida al francés, inglés, aleman, holandés, sueco, ruso, portugués e italiano.

Pero pronto la Hermana San Sulpicio, y con ella nuestro Balneario y Marmolejo protagonistas de los cuatro primeros capítulos del libro, iban a traspasar los límites de la nóvela; en 1924 se estrenó en el Teatro Alcazar de Madrid la adaptación teatral del libro protagonizada por la actriz Margarita Robles.

Y en el año 1927, tras conseguir el permiso del reticente Palacio Valdés, el director de cine Florián Rey llevaba la historia de nuestra novela a la gran pantalla, en la que iba a ser la primera película de Imperio Argentina, en el papel de la monjita San Sulpicio.

La primera parte de la película se desarrollaba y se rodó en Marmolejo.

De esta película, que fue la número 28 que se rodó en España, actualmente solo se conservan tres minutos.

La siguiente imagen es un fotograma de esta cinta donde se ve a los actores entrando en el Edificio de Administración y al fondo, muy difuminado, la parada de los tranvías en el Balneario.

Fue una auténtica superproducción para la época, Josep Renau, que lograría fama internacional años más tarde en la Guerra Civil como cartelista en el bando republicano, fue el autor de los carteles de la película.

Se rodaría una versión sonora en 1934 con Imperio Argentina también de protagonista pero, a diferencia de la versión muda, no se rodaría en Marmolejo sino en el Balneario de Cofrentes.

El enorme éxito de la cinta llevaría al director a rodar una nueva versión en 1934.

La tercera versión de la película se estrenó en 1954, protagonizada en esta ocasión por Carmen Sevilla.

La hermana San Sulpicio Carmen Sevilla

Habría una tercera versión en 1971 con Rocio Durcal como protagonista.

El murciano Isidoro de la Cierva,ministro bajo el reinado de Alfonso XIII y aguista del Balneario, publico en 1925 un libro titulado: De Murcia a Marmolejo – Rápidas impresiones de viaje.

El cochero de l Hotel de Los Leones nos esperaba con una jardinera tirada por tres buenas mulas y en un menos de quince minutos recorrimos los tres kilómetros que dista la estación del pueblo, ente campos ondulados de tierra fertil plantados en una mitad de olivos y el resto de cereales.

Siguiendo este enlace podréis leer online los capítulos en los habla de Marmolejo.

En fechas más próximas a nosotros, en 1984, publica Juan Eslava Galan la novela, ganadora del Premio Planeta En busca del Unicornio, donde el protagonista, Juan de Olid, en su búsqueda del elemento mítico, es acompañado por el alcaide iliturgitano, Pedro de Escavias, hasta la población de Marmolejo:

«Y aunque Pedro de Escavias porfiaba que entráramos en su ciudad por festejarnos y agasajarnos, yo me excusé de hacerlo porque iba todavía el sol alto y podíamos atrochar camino si seguíamos luego, y el buen Pedro de Escavias nos acompañó gran trecho, hasta donde arranca el camino de Marmolejo, y por el camino nos fue cantando muy discretamente algunos versos que él mismo había compuesto…»

 De vuelta al celuloide, el Balneario de Marmolejo  aparecería de nuevo en la pantalla grande con la película El Monumento, rodada en 1970 por Jose María Forque.
 
 
En la película el típico sabio despistado, especialista en heráldica, tiene completamente abandonada a su esposa, interpretada por la actriz argentina Analía Gade, a la que en la película se le da el sobrenombre de El Monumento.
 
 
Un marqués tratara de seducirla provocando una serie de situaciones y despropósitos a la medida de los autores del guión Jose María Forque y Rafael Azcona.
 
 
Rodada en Úbeda, para las escenas que transcurren en un Balneario el equipo de la película pensó localizarlas en el Balneario de Marmolejo aunque en ningún momento aparece con su nombre real en la acción de la película.

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